sábado, 1 de noviembre de 2008

Refranes de Nuestra Tierra

El refrán, dicho o sentencia aleccionadora, es una frase que advierte un error, marca un camino, indica o critica una actitud, amonesta o rubrica una acción, la cual, al pasar de generación en generación se tornó refrán, experiencia resumida en pocas palabras. El refranero criollo nace de la fusión del antiguo refranero español con la viva realidad americana. Buscando en hermosas colecciones, he formado esta pequeña selección.


Cuanto más se vive más se apriende.
Candil sin mecha, poco aprovecha.

Detrás del balde va la roldana.
Es otro tiento de la misma lonja.
Donde se come pan, migas quedan.
Tras el hambre viene el matambre.

El que no tiene cuchillo come a tirones.
El ofrecer no empobrece.


Los Vicios
Agua y yerba para el gaucho es riqueza.
Fiesta sin vino no vale un comino.

Donde entra el beber sale el saber.
Jamón y vino añejo estiran el pellejo.
Más alegre que día de mate con torta frita.
A mala cama colchón de vino.

Chupá nomás, que otro paga...
Hable mi vecino y tenga mi bota de vino.


El hombre
Pál gaucho de casta todo el mundo es cancha.
Codicioso y tramposo, los dos al pozo.

Hombre pobre, hiede a muerto.
Da una al clavo y las demás a la herradura.
Al mejor parador se le atraca el estribo.
El que pregunta no yerra.

Cara de beato y uñas de gato.
El frío es según las pilchas.


La mujer
La mujer que mucho mira, poco hila.
La mujer y el café ardientes han de ser.

Manean más las enaguas que cualesquier boleadora.
La mujer, mala o buena, más quiero freno que espuela.
La mujer del ciego,¿pá quién se pinta?.
Tira más una teta que una carreta.

No hay mujer sin tacha ni petizo sin maña.
Palabra de mujer es como renguera de perro.


El amor
Amor forastero se va ligero.
Amor y risa no dan para camisa.

Porque te quiero te aporrio.
Cuando el amor es fingido en el aire es conocido.
Flor en el pecho, amor deshecho.
Hasta lo feo hermosea el deseo.

Amor de vieja, celos y quejas.
Amor pobre y leña verde arden cuando hay ocasión.


El juego
El juego no da ni pa´ camisa.
Cuentas de juego saben a duelo.

La mejor suerte de los dados es no jugarlos.
Carta vista, vuelta al mazo.
Plata de juego, agua entre los dedos.
Se le dio vuelta la taba.

Al ñudo son las tiradas cuando la taba es culera.
Juego de manos, juego de villanos.
Los animales, espejos del ser humano
Bicho que vuela va a la cazuela.
Ladino como burro dañino.

No da el potrillo pá botas.
Al potro, dómelo otro.
A asno lerdo, arriero loco.
A burro viejo, pasto tierno.

Malacara porque no es tuyo.
Animal acollarao, no engorda.


Las plantas
Arbol que crece torcido ya nunca se lo endereza.
En tiempo é durazno me río é la pera.

Por el choclo se come el puchero.
Se acabaron lo higos, se acabaron los amigos.
Con leña verde no se priende el fuego.
Cabeza blanca y cola verde como la cebolla.

Todos toman naranjada y el pobre naranjo nada.
Como palito de jarilla, a los pobres nos echan a la otra orilla.


La travesía
El mal camino andarle pronto.
El que venga atrás que arree.

Carreta parada no hace jornada.
Si no me agarran al trote, menos será galopando.
Lo que no mata engorda.
Un tropezón no es caída.

Pare el carro que hay mucho barro.
Vale más andar de a pie que con el recao al hombro.


El agua
Agua parada, contiene bichos.
Es mejos buscar la fuente que seguir la corriente.

Siempre se escarba mejor la tierra recién mojada.
Agua que el río baja, arriba no ha de volver.
Cavando se saca agua.
Aguas tranquilas, hacen lanas de sapo.

Cuando se agota el pozo se conoce cuánto vale el agua.
Calcule la correntada si es que va a tirarse al agua.
El clima y las labores agrícolas
Puede ser que tronando llueva.
Norte claro y sur oscuro, aguacero seguro.

Si el arco iris ves al poniente, recoge el arado y vete.
Poda tardía y siembra temprano, si erras un año acertarás cuatro.
A las tres neblinas, llueve.
El que siembra trigo come galleta.

Puro grito como tormenta de verano.
Si en noviembre truena, la cosecha será buena.


Consejos
Antes que te cases, mira lo que haces.
Piantá, piojito, que te cacha el peine.

No ensille ajeno, aparcero, sin averiguar la marca.
Cuídate de perro rabioso y de hombre sospechoso.
Come callado lo que has hallado.
Toma casa con hogar y mujer que sepa hilar.

Ventajear al ventajero no es pecao para el infierno.
No estirés mucho las piernas si dormís en catre corto.

10 de Noviembre "Día de la Tradición"


...en Memoria de nuestro poeta más tradicional, creador del Martín Fierro: José Hernández...


Un poco de Historia...

En la historia al gaucho se lo juzgaba como matrero y asesino, pero hay que hacerlo de acuerdo con la época, el ambiente y la sociedad en vertiginosa transformación en la que vivió.


Dice José Hernandez...

Y sepan cuantos escuchan
De mis penas el relato
Que nunca peleo ni mato
Sino por necesidad,
Y que á tanta alversidá
Sólo me arrojó el mal trato.

Eran muchos los desheredados que había en nuestra pampa en la segunda mitad del siglo pasado, menesterosos los más y acorralados por un progreso que no los envolvía, contribuyeron a él desde antes de las guerras de la Independencia, cuando ante la bocas enrojecidas de los cañones mortíferos, se agrandaba su coraje y ofrendaban su vida en holocausto.

El gaucho habitante nómade de nuestro campo, tuvo su origen en el hombre vagabundo que se alejaba de las estancias para ir a las vaquerías", expediciones que se organizaban para aprovechar los animales chúcaros que pastaban sueltos en las llanuras.

Esta matanza y arreo de animales, reglamentada por el cabildo de Buenos Aires, llevaba periódicamente a la campaña un considerable número de hombres que se ejercitaban en las faenas rurales y adquirían destreza para dominar el caballo. Muchos de ellos perdieron contacto con la ciudad; a este núcleo humano se le sumó el "vaqueador" clandestino, el vagabundo de estancia y el desertor, los cuales, tratando de ponerse fuera del alcance de la justicia, provocaron ellos mismos su aislamiento del centro urbano y de la civilización.

Este tipo de gaucho alzado y al margen de la sociedad surgió en el litoral, en la campaña próxima a Buenos Aires y en el Uruguay. El de la pampa sólo aparece en el siglo XIX, pues hasta entonces las llanuras del sur estaban casi despobladas.

Hombre de carácter reservado y melancólico y acompañado por su inseparable guitarra, supo traducir en sentidas décimas, el espíritu de la llanura que lo inspiró. La dureza de la vida no le arredró, tal vez porque no la entendía o se le presentaba como algo irremediable, como algo que formaba parte de su destino.

La pampa ya no es el escenario de correrías de indios ni de gauchos alzados; hoy es el predio de los campesinos, hombres que trabajan de sol a sol, para sacar de la tierra su sustento. Pero el campo, con sus poéticos amaneceres y sus místicos ocasos, con su soledad que invita a la meditación, es siempre el mismo; su impresionante silencio es sólo interrumpido por el grito del chajá, el mugido lejano de un vacuno, el balido manso de las ovejas y en los postes intercalados en la infinitud de su cielo, sin frondas y sin ramas los nidos de horneros colocados como puntos suspensivos...
Porque el hornero como el gaucho es un colono venido desde lejos a conquistar la pampa.